70 Quien acompaña mínimamente la industria automotriz y cualquier tema que tenga alguna conexión con seguridad y mejora en el tránsito y sus consecuencias sabe que la renovación de flota es convocada a, por lo menos, dos décadas como una de las principales herramientas para, al mismo tiempo, reducir accidentes y emisiones de contaminantes, entre otros avances. A pesar de ese consenso, el país llegó a 2025, una vez más, sin tener efectivamente un programa que promueva la retirada de vehículos ligeros y pesados antiguos o en malas condiciones de mantenimiento y seguridad de las calles y carreteras, para sustituirlos por productos más actuales y eficientes. Afortunadamente, no se trata de un vacío en el desarrollo y la implementación de un programa que pueda rejuvenecer toda la flota brasileña. Por el contrario, ha ido ganando impulso en los últimos años con la intensificación de las discusiones y, más aún, de las acciones a favor de la descarbonización. Tan solo los índices de reducción de emisiones – y el menor nivel de consumo de combustible – en tres décadas ya serían motivos suficientes para justificar esfuerzos aún mayores por parte del gobierno y de todos en la cadena del sector automotriz para acelerar la renovación: si un automóvil de paseo actual contamina un 80% menos que uno producido hace 30 años, en el caso de los camiones la disminución es aún mayor, el 87%. La flota brasileña que circula superó los 47 millones de vehículos ligeros y pesados en 2023, además de 13,4 millones de motocicletas, señala Sindipeças. De 2020 a 2023, la flota creció solamente un 0,7% en promedio al año, lo que corrobora el envejecimiento. La edad promedio de automóviles, camiones y autobuses sigue creciendo, llegó a 10 años y 8 meses – 2 años más que una década atrás. Pero el análisis minucioso por segmento demostró que el caso de los vehículos de carga es más preocupante. Son 2,2 millones de unidades que circulan con una edad promedio alrededor de los 12 años y meses frente a los 11 años y 1 mes de los 38,4 millones de automóviles, 8 años y 9 meses de los 6,2 millones de comerciales ligeros y 11 años y 3 meses de los 388,9 mil autobuses. La entidad que congrega a los fabricantes de piezas automotrices evalúa que el encarecimiento del valor de los vehículos nuevos, debido a la incorporación de nuevas tecnologías de seguridad o anticontaminación, además del cuadro económico, no ofrecen un escenario que pueda alterar dicha realidad de forma natural. La renovación de la flota, por lo tanto, es un proceso que depende, naturalmente, de políticas públicas, pero también de acciones, disposición y cobranzas coordinadas y perennes de diversos entes. Es el caso del Grupo de Coalición de Renovación de Flota, que congrega a representantes de entidades como la propia ANFIR, Anfavea, Fenabrave y Sindipeças, además de entidades representantes de los trabajadores. Presidente de Fenabrave desde el comienzo de este año, Arcelio Junior es también el actual presidente de ese grupo formado hace diez años. Los trabajos de la coalición se enumeraron como prioritarios por el dirigente para su mandato de tres años delante de la federación de concesionarios de vehículos. El dirigente entiende que el tema merece la atención del gobierno federal, pero afirma que existen dificultades, en el momento, para la creación de un fondo que asegure un presupuesto para costear la compra de vehículos envejecidos para que sus propietarios adquieran uno nuevo. Líneas de crédito con intereses accesibles son fundamentales. Arcelio no vislumbra, todavía, una fecha a corto plazo para la implementación de la renovación de flota – mejor, aliada a la inspección vehicular obligatoria. Promete, con todo, trabajar para conquistar avances en los próximos tres años y llegar a crear un programa que empiece por los camiones e incluya los automóviles en una segunda etapa. Además de aspectos como seguridad y protección al medio ambiente, Arcelio Junior recuerda que una política bien concatenada de renovación de flota representa también oportunidades de crecimiento del sector automotriz y su impacto en la economía del país. Más venta de vehículos, mayor producción, lo que, naturalmente, sostiene y también amplía el nivel de empleos en el sector automotriz que cuenta con, aproximadamente, 500 mil puestos directos. También contribuye para la mayor eficiencia del transporte, especialmente en el segmento de cargas. Camiones antiguos comprometen la logística y, por consiguiente, generan costos que perjudican, incluso, la competitividad de los productos y servicios brasileños en el mercado internacional. Actualizar el parque que circula es, por lo tanto, un juego de ganar-ganar estratégico también para un país que se pretende sostenible y que se propone a ofrecer calidad de vida cada vez mayor. Renovar la flota: un juego de ganar-ganar Programa que retire vehículos envejecidos de las calles y carreteras es, antes de todo, una responsabilidad social RENOVAÇÃO DE FROTA | FLEET RENEWAL | RENOVACIÓN DE FLOTA
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