15 Ready for re-launch Brazil is definitely a school - and then some - for businesspeople, no matter what area or what size. At multinational giants the consensus is that an executive who has run a Brazilian operation can manage problems of any type anywhere in the world. For no other reason do many see in this gigantic portion of land the best stepping stone for these corporations which, in most cases, are set up in countries with stable economies. But this school seems to have become a post-graduate course, with political and economic crises that are difficult to assimilate even for those who have first-hand experienced of the economic stagnation and subsequent hyperinflation of the 1980s. In the transportation sector, it is much worse. Those who have survived the last three years of collapse on the domestic market can claim a PhD in crisis management. The lessons learned in the recent past may indeed have added value. After all, if the forecasts by the main entities related to the transport business are confirmed, the industry will need skilled people - and lots of them - to pick up speed again at the right time, which should not be long. There are now important, palpable signs that this point of inflection on the curve may be on the horizon, if, in fact, the government can achieve what is expected of it. And the sector and its leaders are eagerly awaiting this re-launch. The editors ¡Una vez más, listos! Brasil es en definitiva una escuela y tanto para quienes emprenden o tienen que dirigir una empresa, ya sea de cualquier naturaleza o tamaño. En las gigantes multinacionales, desde hace tiempo, es un consenso que un ejecutivo que haya comandado una operación brasileña está siempre apto a fintar problemas de toda orden por el mundo. Por ninguna otra razón es que muchos ven en este gigantesco pedazo de tierra el mejor trampolín para vuelos más altos en esas corporaciones surgidas - en la mayoría de los casos - en países de economías estables. Sin embargo, la escuela parece haberse convertido en un curso de maestría, con las crisis política y económica difíciles de asimilar aún por aquellos que traen en su equipaje la experiencia del estancamiento económico y la posterior inflación de los ochentas. Ni que decirlo del sector de transporte. Quienes sobrevivieron a los últimos tres años - seguidos de tropiezos del mercado interno – pueden ostentar en la pared de sus propias oficinas el título de PhD en gestión de crisis, absolutamente sin ninguna timidez. Muy por lo contrario, los afortunados saben que de ahora en adelante el aprendizaje del pasado reciente puede ser más útil. Al fin, confirmadas las evaluaciones de los principales entes ligados al negocio de transportes, el sector necesitará brazos capacitados – y muchos – para volver a acelerar en el momento correcto, lo que no debe tardar. Ya hay señales importantes, incluso palpables, de que ese punto de inflexión de la curva del mercado pueda estar allí en el horizonte próximo; dicho sea de paso, el poder público debe encaminar los movimientos que se esperan de él. Y el sector y sus dirigentes esperan ansiosamente por el pistoletazo de una nueva salida. Los editores © Orla | Dreamstime.com®
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